miércoles, 8 de abril de 2009

Libros

Postales. Diseño por correo
Agathe Jacquillat, Tomi Vollauschek
224 pp, 22 x 17 cm, Rústica, español, ISBN: 978-84-252-2264-1

La primera postal de la historia, una simple tarjeta en blanco con el sello preimpreso, se creó en 1898 en el Imperio Austrohúngaro. Desde entonces, la intervención de ilustradores, diseñadores, artistas y avezados usuarios de la correspondencia postal, ha dotado al medio de una sofisticación inimaginable. No se trata sólo de que la digitalización del soporte permita que recibamos estas tarjetas también en nuestros buzones no tangibles. Existe toda una tradición de mail art experimental que ha producido obras gráficas de excelente calidad, e incluso postales comestibles, tejidas, musicales, reutilizables, animadas, postales joya, postales USB y postales que se pueden sembrar, entre otros hallazgos.

Extracto de la introducción:

"Cuando pensamos por primera vez en compilar un libro de tarjetas postales contemporáneas en realidad no éramos conscientes de la cantidad de fantásticas tarjetas de otros artistas que habíamos acumulado en los últimos años, ni de cuantos magníficos modelos de postales contemporáneas existen en el mundo que nos rodea. Y resultó que, al parecer, muchos otros artistas y diseñadores poseen ese mismo gen cazador y recolector ¡y también han estado coleccionando postales de forma obsesiva! Así que no nos sorprendió mucho recibir un número abrumador de postales de todas las partes del mundo para incluirlas en el libro, con ejemplos que van de lo genial a lo experimental, y con sugerencias y recomendaciones adicionales. En el proceso de investigación descubrimos que la Deltiología (el coleccionismo y estudio de las postales) es, según hemos podido comprobar, uno de los hobbies más populares del mundo. Pero, antes de hablar sobre la era actual de la mensajería instantánea, veamos un resumen de algunos hechos memorables de la relativamente breve -aunque desde luego internacional- historia de las tarjetas postales. La primera postal genuina consistía en una tarjeta en blanco con un sello preimpreso; fue creada en Austria en 1898 y estaba disponible al uso en lo que entonces era el Imperio Austro-húngaro. Esta nueva y concisa forma de correspondencia resultó tan popular que en sólo unos años muchos países siguieron el ejemplo; en 1870 el Departamento de Correos de Inglaterra emitió la versión británica. La Exposición Internacional de París de 1889 empujó el fenómeno de las postales; las tarjetas se hicieron cada vez más populares y estuvieron disponibles de forma general por todo el mundo. Curiosamente, por aquel entonces la ley no permitía en ningún país escribir en la cara destinada a la dirección, por ello, las postales incluían pequeños espacios en blanco para escribir escuetos mensajes en la misma cara en la que figuraba la imagen. Inglaterra fue el primer país, en 1902, que autorizó las tarjetas con 'dorsos divididos', y por lo tanto, la dirección y el mensaje se podían escribir en la misma cara de la postal. Esto permitió dedicar el anverso de la tarjeta a alojar una ilustración o fotografía. En 1907 las tarjetas con ‘dorsos divididos’ estaban permitidas en muchos otros países, entre ellos Francia, Alemania y EE UU. La época dorada de las tarjetas postales había comenzado plenamente (...)"

Copyright del texto: Agathe Jacquillat, Tomi Vollauschek
Copyright de la edición: Editorial Gustavo Gili SL

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